Cultura

De los conciertos a las ciudades durmientes

David Micolta retrató Bogotá durante los días más estrictos del confinamiento. Sus fotografías son parte de una exposición virtual del MamBo, que busca dejar memoria histórica sobre el comportamiento humano y el paisaje urbano en época de pandemia.

El archivo laboral de David Micolta está lleno de fotografías realizadas en conciertos, festivales musicales y espectáculos multitudinarios, esos que están prohibidos en el país desde marzo pasado para evitar la propagación del coronavirus.

Él estaba listo para cubrir el festival musical Estéreo Picnic, que iba a realizarse en abril y fue aplazado -por el momento- hasta diciembre, pero la cuarentena cambió los planes de todos y él decidió capturar la soledad de Bogotá.

“Como fotógrafo siempre estoy pensando en la necesidad de mostrar lo que veo o lo que siento, y cuando vi la desolación de la noche bogotana me pareció una experiencia muy fuerte, era increíble ver la ciudad sola”, dice Micolta.

Durante 14 días recorrió en bicicleta Usaquén, el deprimido de la 94, la carrera séptima, la avenida Boyacá, la calle 26, la carrera 30, la Plaza de Bolívar, el Parque Nacional, el Parque de los Hippies y Juan Valdez de la calle 73.

Los primeros días tuvo miedo al enfrentarse a las calles vacías y compara su experiencia con la del personaje que interpretó Will Smith en la película Soy leyenda.

Sintió nostalgia al ver la Plaza de Bolívar casi sin palomas, y una carrera 13 en la que solo se escuchaba el hierro de las rejas golpeadas por el viento, pero también percibió el nuevo aire de la ciudad, el canto de los pájaros y el cielo azul del atardecer.

De todas las fotos que tomó, siete son parte de la curaduría de Ciudades durmientes, exposición virtual que realiza el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MamBo) en alianza con el Grupo Albión y Apple en el marco de la campaña Museo 4.0 digital o #MamBoenCasa.

Eugenio Viola, curador jefe del MamBo, sostiene que las “casas son templos de creatividad, espacios de reflexión y lugares sin límites para la imaginación”, y que en estos tiempos de pandemia la difusión de la cultura es “fundamental”, porque la gente necesita un respiro.

Por eso decidieron buscar a seis fotógrafos latinos (Andrés Oyuela, Alberto Ferreras, Chino Lemus, Gerardo Sandoval, Marcelo Auge y David Micolta) para que retrataran con su iPhone las calles y los sitios emblemáticos de Nueva York, Ciudad de México, São Paulo y Bogotá.

Aunque la pandemia obligó al museo a cerrar sus espacios físicos, le dio también la oportunidad de potencializar los espacios digitales para, por ejemplo, explorar cómo realizar un recorrido virtual de una exposición o cómo abrir el debate en diálogos en vivo.

Teniendo en cuenta que “los artistas han estado siempre comprometidos con la sociedad” y que el museo es “vigilante observador de los procesos que está viviendo el espacio público”, el MamBo, con la curaduría de Viola, presenta esta exposición fotográfica sobre los cambios de grandes ciudades para generar “un análisis del comportamiento humano y el futuro para la cultura después de esta pandemia”.

En ese sentido, las fotografías de Micolta reflejan ciertos hábitos bogotanos que no se pierden ni en la cuarentena, como el gusto de comer en restaurantes en época de quincena, razón por la cual se acumulan domiciliarios en esos días en el sector de la calle 85 con carrera 14. En otras zonas se ubica la Policía, el Ejército y los migrantes.

“La fotografía urbana nos transporta a un viaje por la soledad que se vive en el espacio público. Al mismo tiempo, sus obras representan la belleza e intimidad de monumentos, edificios, calles, parques y atmósferas cotidianas”, argumenta Viola, para quien los sentimientos que más se perciben en las fotos son belleza, intimidad e introspección.

Así como la cuarentena cambió el ritmo de la ciudad, también lo hizo con el recinto artístico que, ahora concentrado su esfuerzo en la virtualidad, ofrece este espacio para que los fotógrafos exhiban su trabajo.

Es una ganancia tanto para el público, porque desde cualquier lugar del mundo se puede acceder a la página web del museo para ver la exposición; para el fotógrafo porque puede exponer en un lugar reservado tradicionalmente al artista plástico; como para el MamBo, que conquista espectadores mientras deja para la posteridad este trabajo artístico de memoria histórica.